viernes, 12 de diciembre de 2008

La fuerza del funk


¡Que guapa esta la mesera! Dice un amigo mientras ella deja sobre nuestra mesa el segundo Gin Tonic de la noche. El Ananke esta repleto, me pregunto que espera la banda para comenzar a tocar. Los instrumentos esperan impacientes en el escenario: una fender strat, un mini mug, un bajo Erni Ball, mas atrás una batería híbrido entre una remo maple y una dw y a su lado un torna mesa con su mezcladora.

Por fin, ese personaje medio gordo y barbón, con un gesto en su cara como si alguien le debiera plata, sube al escenario y se presenta. – Buenas Noches soy Pepe Avilés y es un orgullo presentarles a “La Funk Familia”– Buen nombre pienso mientras los músicos, cinco chicos y tres chicas, salen del camerino. Me sorprende su pinta nada funkera, ni un solo vestigio de la vieja escuela: un afro, o tal vez una cadena de oro. Y ninguna influencia de la nueva escuela: esa moda hip-hop pero mas elegante y apretada.

Me gusta su puesta en escena: bajo, guitarra y piano al frente, listos para dar pelea; atrás en las trincheras batería y Dj preparados para luchar en cuanto sean llamados; y en una línea diagonal, las tres coristas, como las “Adelitas” atentas para prestar su ayuda. No hay ninguna introducción, solo el batero que cuenta “un, dos, tres, va”. Fuerte comienzo, la guitarra funkea brutalmente, el bajo y la batería grovean tan pegados que parecen un solo sonido. Las coristas cantan en terceras bien afinadas “Haber mijo haga espacio que llegó La Funk Familia”.

Los temas siguen pasando, todos con un estilo de funk muy agresivo. El pianista golpea las teclas del mug para crear frases incendiarias, mientras la guitarra, imitando el cliché impuesto por James Brown, repite un motivo una y otra vez. Las letras geniales, buenas melodías y elegante fraseo. La intensidad del concierto crece, justo cuando los espectadores clavan las uñas en las mesas para no ponerse a bailar, la banda sorprende con una balada funk. En este tema el Dj se luce, maneja los platos para soltar fragmentos del bandoneón de Astor Piazzolla tocando “La Maleva”. La batería acompaña con un clásico beat hip-hop.

El grupo se despide, la gente no los deja ir. El front man de la banda, que para mi sorpresa resulto ser el baterista, dice “Si nos quedamos es para que todos se paren a bailar” la gente emocionada se levanta mientras La Funk Familia finaliza su set. Los últimos temas son poderosos, el primero muy al estilo de “Galactic”: un riff de guitarra distorsionada hace de motivo para que el resto de instrumentos complementen. La segunda canción es más ligera perfecta para presentar a las músicos. Todos tocan buenos solos, pero el premio va para una corista que revienta con una escala blues en un registro altísimo, la gente estalla en aplausos. La banda deja el escenario contenta, la gente se precipita a la salida. Pedimos un último gin a la mesera mientras evaluó el concierto.

Una buena propuesta, no son la clásica banda funk en la que predomina las letras y la forma pero tampoco son la Jam Band en la que solo oyes solos interminables. En mi opinión una buena mezcla entre el estilo pop de Jamiroquai y los temas funk de Philadelphia Experiment. El sonido del grupo es sólido, las voces se usan tanto como líneas principales, como acompañamientos. El grove es muy parejo, seria interesante alguna mal crianza, una salida de tiempo entre el bajo y la batería. Lo único que puedo reprochar es la falta de explosión de una sección de vientos: el poder del trombón y la fuerza estridente de la trompeta. Aunque la banda trata de remplazar estos instrumentos con el piano y las voces, el color y el carácter no son los mismos.

Termino mi trago y camino a la salida feliz de ver un buen concierto con tan buena energía y sabor. Al salir veo a la mesera dictando su numero de teléfono al baterista de La Funk Familia, que sonriente lo anota en su celular. Solo se me viene a la mente una frase de la banda chilena los Tetas “No hay como resistir la fuerza del funk nena” .